25 de Octubre, el alumnado de 2º ESO del instituto I.E.S Alpujarra en Órgiva y otro instituto de Moaña (Galicia) asistimos a un maravilloso campamento llamado “EL TRASTO”, situado en Valladolid.
La duración del viaje era de 7 horas más las paradas que haciamos en bares de carretera, para descansar del viaje y comer.
Al llegar, todos los monitores se presentaron ( para mi han sido unos monitores muy divertidos y enrollados; perfectos)
, tambien nos enseñaron todas las zonas del lugar ( muy rural, fresco y agradable), los horarios y nos presentaron un poco como seria nuestro día a día.
Mediante un breve examen nos dividieron en grupos, según el nivel de ingles (recuerdo que esto es un campamento bilingüe). Cada grupo tenia una caseta de madera muy acogedora, donde cada dia realizábamos proyectos de : energías renovables y no renovables, la globalización, etc. Cada grupo con un monitor, mi monitora se llamaba Tamara y era encantadora, me encantaba.
A continuación, cada grupo exponía su proyecto delante de los demás grupos y un jurado ( el cuál puntuaba, y el último día de campamento ( por cierto, no deseado, no queríamos irnos) el grupo con mayor puntuación recibió como premio una bolsa de deliciosas chucherías ).
A parte, hicieron grupos de habitaciones, separando según el sexo ( es decir, niños en una, niñas en otra) y dentro de cada grupo se mezclaban alumnos de Órgiva y de Moaña.
Un día fuimos de visita al “CASTILLO DE MEDINA” allí en Valladolid.
Más tarde, fuimos a una gran plaza que había en el centro de aquella zona, donde por grupillos nos dejaron más o menos una hora, para poder comprar en las tiendas y visitar toda aquella zona (la cuál me encanto).
Cerca del campamento se encontraba una granja muy rural, con animales exóticos como una gran tortuga (era realmente preciosa y me impresiono bastante), también había variedad de caballos, en el que se encontraban un gran campeón de España, también podíamos encontrar ponis, patos, gallinas, gatos y muchos más.
Algo que me encanto fue poder observar tales maravillas que crea la naturaleza, como un frondoso y colorido paisaje que vimos en una ruta que realizamos por los alrededores del campamento. También asistimos a una zona de miles de árboles que acababan de haberle quitado la resina, algo curioso de ver.
Cuando desafortunadamente para los alumnos llegó el día de despedida y de vuelta a nuestras casas, todos nos pusimos muy melancólicos y con un sentimiento de pena por non poder ver más a nuestros compañeros de Moaña y de tener que irnos de un lugar en la cuál vivimos momentos maravillosos.
Me ha encantado, y espero poder volver a vivir algo así.
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